Caravaggio
¡Buenaaaaaas! Aquí estamos otra vez, con lo mío. En esta ocasión, le ha tocado el turno a otro de los GRANDES, (así, con mayúsculas), a pesar de que el muchachote era "de carácter rudo e irascible, siempre dispuesto a sentirse ofendido, e incluso a clavarle un puñal a cualquiera", (según E.H. Gombrich en 'La Historia del Arte contada por E.H. Gombrich'). Vamos, que el tío era un poco 'garrulo' y, sin embargo, un genio. ¿Qué le vamos a hacer?
El cuadro elegido para homenajear a tan magna persona es 'La incredulidad de Santo Tomás'. Espero que os guste.
En fin, me voy, a ver si encuentro el caballete. Un abrazo y hasta el próximo.
2 comentarios:
el dibujo estamuy muy bien, pero el aura que le as puesto se te fue de las manos...creo que es mucho más discreta en el original...no me tomes muy en serio...solo es una opinion personal. SAúdos
No sé, tal vez hayas puesto el dedo en la llaga (Jé, jé). Sí puede que tengas razón, pero soy consciente de ello. Creo que no se trata de hacer el dibujo lo más cercano al original, es una reinterpretación y, por eso, me tomo ciertas libertades... En fin, que a mi tampoco me tomes nada en serio. Un abrazo y gracias por tu opinión. En la sinceridad está el camino del aprendizaje (por muy zen que quede). Un abrazo
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