Bueno, no 'ben bé'. No hace mucho, aprovechando que hacía un día soleado, mi mujer Mónica, mi hija Laura (un besazo para las dos) y yo fuimos al zoo. No es que sea un amante de ese lugar, pero mi hija todavía no ha tenido tiempo de formarse una conciencia, ni una actitud activista contra el encierro de animales, y, por el contrario, se lo pasa en grande (disfruta de lo lindo en la granja y los 'titís' la tienen fascinada, así que no tengo más remedio que dejar de lado mis gustos personales y disfrutar con la cara de satisfacción que se le queda cuando vamos al zoo).
Pues bueno, en cualquier caso, algo debió quedar en mi cabecita, porque, días después, tras una dura jornada en el diario y mientras esperaba esos cinco minutillos de tensa calma, justo antes de volver a casa, (siempre con los dedos cruzados, para que no pase nada que nos haga cambiar medio diario y todos no volvamos tarumba), me dió tiempo a dibujar esto:
Normalmente, estos bocetos van a parar a ningún sitio, (aunque no tiro ni uno), pero, ¡mira tú por donde!, ayer, de entre la maraña de papeles que amenazan con devorarme en mi rincón de trabajo, apareció el dibujo de marras y pense ¿por qué no? Así que me puse manos a la obra y... 'voilà':
Bueno, al final me ganó mi archienemiga Pereza y sólo dibujé la fiugra central, pero que le vamos a hacer.
'Apa!', hasta la próxima.
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