martes, 24 de febrero de 2009

Arte en estado puro


Nunca mejor dicho. Veréis, esta historia arranca el domingo pasado, por la mañana, cuando le dejamos sus pinturas a mi hija (y con el consecuente peligro que eso conlleva para todo lo que se ponga por delante de ella, el gato incluido). Sin embargo, esta historia tiene final feliz, porque no veais como aluciné viendo pintar a Laura. Y eso me hizo pensar que todos deberíamos intentar recuperar esa pequeña verdad que solo los niños conocen: Hay que divertirse haciendo las cosas, nada más. Y bueno, dándole vueltas al asuntillo, pues qué le voy a hacer, me ha salido eso de ahí al lado.

Pos ná, como siempre, ahí queda dicho eso. ¡Ala! A disfrutarlo que yo me voy a comer. Un abrazo y hasta el próximo.

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